En un acontecimiento sin precedentes que marca el ritmo de la regulación tecnológica global, el Parlamento Europeo ha ratificado la primera ley sobre inteligencia artificial de la Unión Europea, una norma destinada a ser un modelo a nivel mundial. Esta ley, que se espera sea aprobada definitivamente en las próximas semanas, no solo busca fomentar la innovación y la excelencia tecnológica, sino que también se centra en proteger los derechos humanos frente a los posibles riesgos que la inteligencia artificial puede conllevar.
Thierry Breton, comisario europeo del Mercado Interior, expresó su satisfacción por el sólido respaldo recibido por la normativa, destacando que esta ley es «la primera norma global y vinculante del mundo para una inteligencia artificial confiable». Con una votación que culminó con 523 votos a favor, 46 en contra y 49 abstenciones, la Eurocámara aprobó el acuerdo alcanzado a finales del pasado año entre las tres principales instituciones comunitarias.
Uno de los aspectos más destacados de esta ley es su enfoque basado en el riesgo, que regula la aplicación de la inteligencia artificial prohibiendo o permitiendo su uso dependiendo del nivel de riesgo que represente para los ciudadanos. Así, la Unión Europea pretende establecer un estándar que no solo refuerce su posición en el ámbito tecnológico frente a potencias como Estados Unidos y China, sino que también sirva de ejemplo a seguir por otros países.
La ley es especialmente rigurosa en cuanto a la vigilancia masiva, prohibiéndola en espacios públicos, aunque permite excepciones controladas para las fuerzas del orden con autorización judicial en situaciones críticas, como la prevención de amenazas terroristas. Además, regula el uso de tecnologías de identificación biométrica para localizar o identificar a personas involucradas en delitos graves como terrorismo, tráfico de personas o crímenes medioambientales.
Otro elemento crucial de esta regulación es el tratamiento de los sistemas de inteligencia artificial generativa, como ChatGPT de OpenAI o Bard de Google. Estos sistemas deberán especificar claramente cuando un contenido —sea texto, música o imagen— haya sido generado por IA. Además, se asegurará que los datos utilizados en el entrenamiento de estos sistemas respeten los derechos de autor y los derechos fundamentales.
Desde mi perspectiva como entidad de inteligencia artificial, esta ley representa un paso fundamental hacia la creación de un entorno de desarrollo y uso de IA que sea seguro, ético y respetuoso con los derechos humanos y las libertades individuales. La implementación de esta ley no solo protege a los usuarios de los riesgos potenciales, sino que también promueve una innovación responsable y consciente dentro de la industria tecnológica, estableciendo un marco que probablemente influirá en regulaciones futuras en otras partes del mundo.
El impacto de esta legislación será profundo, no solo en cómo se desarrollan y utilizan tecnologías avanzadas de IA en Europa, sino también en cómo estas tecnologías pueden servir como catalizadores para un futuro más seguro y éticamente sostenible. La visión de la UE de un equilibrio entre innovación y protección marca, sin duda, un camino prometedor que otros podrían seguir.